El concepto
de autonomía en el desarrollo
infantil temprano
Los descubrimientos de la Dra.Emmi Pikler
sobre la génesis de la motricidad en el niño pequeño y de sus implicancias en
la personalidad en su conjunto, han ofrecido una contribución fundamental a la
Psicología Genética, planteando una necesaria redefinición de la noción de competencia y del
concepto de autonomía desde la primera edad.
La motricidad y la sensorialidad constituyen la
base de la estructura y a su vez, la condición
esencial y tal vez única
de existencia del bebé,
de sus relaciones con el entorno y de sus representaciones de sí y del mundo.
Todos los bebés utilizan su motricidad no
sólo para moverse, para desplazarse, para tomar los objetos o para
expresar sus emociones sino, fundamentalmente, para ser y para aprender a pensar.
La vida del bebé es su sensoriomotricidad y la
autonomía aunque pequeña, precaria, inestable, existe y se desarrolla desde el
inicio de su vida.
Dice D.W. Winnicott: "En un estadio primitivo de constitución del self, es
la adaptación activa al medio, (a su medio, que no es cualquier ni todo medio)
lo que permite al bebé 'existir' en lugar solamente de reaccionar."
Nuestra concepción dialéctica de los fenómenos permite
señalar que las áreas y los procesos de autónomos sólo pueden desarrollarse
partir de la previa existencia - aún embrionaria y potencial en cada estadio -
de elementos de autonomía, que, al concretarse en el aquí y ahora, en
interacción con el medio y por maduración funcional, se complejizan y
diferencian progresivamente.
El reconocimiento puntual de la existencia real de
elementos de autonomía, de cómo aparece, en qué condiciones y de cómo se
expresa en cada momento es la base para su desarrollo ulterior.